Confesión y transición de la clínica «Somos gente seria» (¿o no?)

El otro día un compañero al que respeto mucho me dijo que tenía que transmitir más seriedad en el trabajo. Yo no sé si soy seria pero temperamental lo soy un rato así que me ofendí mucho y le mandé a freír espárragos.

Sin embargo, tengo por costumbre tomarme en serio lo que la gente dice, sobretodo si es gente a la que admiro, así que hice la reflexión pertinente y recurrí a los clásicos, que en mi caso quiere decir que pensé en mi abuelo y en mi padre.

Mi abuelo sé que era muy serio, nunca trabajé con él, claro está, pero eso me contaba Balbi que justamente se jubiló hace 2 meses después de 30 años en la consulta.

Mi padre, sin embargo, no era tan serio. Algunos me dicen que al principio, al volver de EEUU de hacer el máster, era más serio pero que con los años, a pesar de ganar la titularidad y la cátedra, cada vez se fue haciendo menos serio.

Mi padre cantaba en las cirugías y los pacientes siempre se acuerdan de eso.

Lo que algunos no saben es que cantaba en todas partes.

Más tarde empecé yo, ahora ha hecho 8 años que llegué a la consulta y por entonces también era muy seria.

Es normal, se había acabado el chollo de estudiar y tocaba presentarse en la consulta a la sombra de mi padre. Como encima era mujer, pensé que aún tenía que parecer más seria. En aquel entonces en la clínica solo trabajaban mi padre, el Dr. Santamaria, una persona en secretaría y 4 higienistas.

A pesar de que era el año 2008 aún no había ni un solo ordenador en la consulta, pero eso sí, era una consulta muy seria.

Como decía, cuando empecé a trabajar decidí que iba a parecer muy seria, al fin y al cabo había hecho la carrera, uno de los mejores másteres del mundo en Periodoncia e Implantes con el Prof. Sanz y ya era Board of the European Federation of Periodontology.

Era lógico y en realidad me salía solo ser seria porque de verdad me daba a mi misma mucha importancia. Sin embargo, los pacientes no sentían lo mismo.

Me pasó muchas veces que entraba en mi gabinete a ver a un paciente y éste, sin ningún tipo de consideración ni piedad me decía “no, yo venía a ver a tu padre”.

Al principio lloraba mucho, ya he dicho que soy temperamental y los que somos así lloramos a menudo. Pensé que igual no era suficientemente seria, que no transmitía confianza, así que nada, yo aún más seria y ahora ya seria con todo el mundo, con las higienistas, con mi padre, con los pacientes, con el colaborador…

Hasta que un día me dije a mi misma «Anita, guapa, porque no te relajas un poquito, te dedicas a otras cosas de tu clínica odontológica en Barcelona además de a los cuatro pacientes que te toleran y Dios dirá…».

Desde entonces la clínica dental ha pasado de tener un colaborador a tener cinco y de hacer tres especialidades (periodoncia, implantes y prótesis/conservadora) a hacer seis (periodoncia, implantes, prótesis/conservadora, ortodoncia, endodoncia y odontopediatría).

Además, hemos pasado de tener 1 ordenador a tener uno en cada gabinete, tres en recepción y otro en administración. De llevar la clínica a mano, la clínica ha pasado a trabajar con su segundo programa de gestión, a informatizar la agenda, a dar citas a través de SMS y a tener 3 personas en recepción dedicadas única y exclusivamente a la atención “no médica” de los pacientes.

Además, mi padre se jubiló y ahora ya no pasa ni un solo paciente por la clínica al que en un momento u otro viste yo. Sin embargo, en estos 8 años ha sucedido algo terrible… ¡Me he relajado!

No sé como ha podido pasar, ha sido sin querer, lo prometo.

Empecé a distanciarme un poco de las cosas y sin saber como he acabado colgando fotos de mis hijas y de mi marido en mi gabinete. Incluso a veces llamo a mi auxiliar por la clínica como llamo a mi hija Mía por la casa, es decir a grito pelao.

De verdad que intentamos mejorar, incluso compré unos pinganillos para parecer más serias y llamarnos menos, pero no nos gustan porque nos molestan en la oreja al cabo de varias horas. Podría ponerme seria y obligar a mis enfermeras a llevarlos igualmente, pero prefiero que hagan lo que ellas han decidido que es llevarlos solo en las cirugías. Aunque eso sí, a veces aún nos gritamos un poco por el pasillo.

Además de comentar mi seriedad en el trabajo, esta persona a la que respeto mucho me dijo que hay cosas que en una clínica nunca, nunca jamás pueden pasar.

Por ejemplo, me dijo que no puede ser que llegue el día señalado y haya una prótesis que no ha venido del laboratorio, o que un motor se estropeé en medio de una cirugía.

A nosotros eso nos ha pasado, lo reconozco públicamente, pero igual que digo eso digo que nos pasa poco. En realidad nos pasa tan poco que no creo que ninguno de mis pacientes a los que le ha pasado algo parecido lea este post ya que las probabilidades de que se den ambos acontecimientos en un mismo paciente son demasiado escasas. Aún y así es cierto, no lo tenemos todo perfectamente controlado.

Siguiendo con la conversación me decía mi amigo que yo tenía mucha suerte porque a esta clínica entraban muchos pacientes nuevos cada semana y que yo tenía que recibirlos con seriedad.

Me hizo gracia porque por su forma de decirlo cualquiera diría que la razón por la que venían a la clínica los pacientes era porque General Mitre con Balmes era una confluencia perfecta para la entrada de pacientes despistados.

No hizo ninguna mención al súper equipo de la clínica ni a las instalaciones ni al hecho de que la clínica lleva 3 auditorias internas desde el año 2008 (obviamente contratadas por mi) o a que trabajáramos con una agencia externa que lleva la gestión y el marketing de la clínica desde el año 2014.

Por supuesto, durante la conversación yo me defendí con uñas y dientes y le comenté que la clínica intentaba mejorar cada día, que no escatimaba recursos en ese sentido y que yo no sentía que tuviéramos tantos fallos, pero esta persona me contestó que intentarlo no era suficiente y que en otras clínicas en las que el había estado las cosas funcionaban considerablemente mejor que en la mía… Imaginaos mi cara… otra vez llorando, el rabo entre las piernas, la eterna pregunta “qué es lo que estoy haciendo mal…”, la sensación de inferioridad… ¿será verdad?… y entonces decido preguntar directamente a mi equipo y…

Aaaaah la respuesta, maravillosa respuesta de una de mis nuevas higienistas: “En todas las clínicas pasan cosas”.

¡Gracias vida por este ataque de sinceridad, gracias vida por no hacernos perfectos, gracias vida por darnos margen a mejorar!

Ya lo sé, alguno dirá que triste es el consuelo que se basa en la imperfección del conjunto, que hay que aspirar a ser mejor cada día y todo eso, pero yo lo siento, cuando sé que los demás cometen los mismos fallos que yo o por lo menos parecidos me siento un poquito mejor y me cuesta menos volver a arrancar. Soy así de simple…

Nosotros, que aún somos un equipo joven pero muy preparado, a veces hablamos fuerte por los pasillos y a veces no disimularemos nuestros conflictos internos delante de ti.

Digamos que nos cuesta contener nuestro entusiasmo  Pero a cambio verás que casi nunca te cobraremos las radiografías ni las urgencias. Si tienes un problema económico o estás en paro y eres nuestro paciente haremos lo que podamos para ayudarte y no dejarte tirado con tu enfermedad, atenderemos a tu familia de forma gratuita siempre que tengas cualquier consulta, te mandaremos a tu mutua a hacerte las limpiezas si creemos que no te hace falta un especialista y te buscaremos un generalista en tu provincia porque consideramos que es importante que tengas un dentista de confianza cerca de ti.

Si un día se te rompe un implante colocado en nuestra consulta nos haremos cargo de la situación de tal forma que sentirás que puedes seguir confiando en nosotros a pesar de la complicación.

Siempre te preguntaremos por tu familia, por tus hijos, por cómo te encuentras y nunca te faltará de nada mientras estés con nosotros. Porque somos así de corazón, porque somos poco serios, porque nos tomamos poco en serio, porque no nos importan las cuentas de resultado (aunque por lo menos ya sé lo que son), porque cobramos lo suficiente y no necesitamos más y porque hacemos este trabajo por vocación.

Es importante hacer autocrítica y aún más importante no dejar de mejorar, pero también es importante reivindicar tu propia naturaleza, hacer las cosas con sentimiento y asumir que no puedes gustarle a todo el mundo.

Nadie, ninguna clínica, ningún doctor, ningún trabajador, aguanta tantos años en un sitio si no se toma en serio su trabajo y para demostrarlo no hace falta estar ni parecer serio.

Llevamos desde 1942 haciendo odontología, nuestra clínica está tratando la salud oral de la tercera generación de pacientes y somos sin ninguna duda una clínica de referencia en Barcelona a la que da gusto entrar. Eso sí, es verdad que no somos los más serios.

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About the Author: Ana Echeverria

¡Hola! Soy Ana Echeverría, experta en Periodoncia e implantes dentales. Licenciada en Odontología por la Universidad de Barcelona, y con Máster en Periodoncia e Implantes por la Universidad Complutense de Madrid. Además de ser miembro del Comité Editorial de la revista científica "Periodoncia Clínica", escribo artículos relacionados con la odontología en general en el blog de la Clínica Dental Echeverría.

3 Comments

  1. Jm. Carreño 30 enero, 2016 at 10:39 - Reply

    Lo estáis haciendo muy bien. riete mucho con tus higienistas y colaboradores. Haz que tus pacientes estén bien.La risa es lo mejor para combatir el stress.Con el peso de tus antecesores yo creo que ya los has superado no era fácil. Muchos nohuvieran aceptado el reto. Tu eres buena piensalo

  2. m luisa 9 marzo, 2016 at 21:48 - Reply

    Hace unos dias comente que me gustaba tu blog ahora lo ratifico, es fresco, sincero bueno como sois vosotros, llevo muchos años ya viniendo y sigo encontrando comoda cuando vengo, bueno miedo sigo teniendo pero eso no es culpa vuestra es exclusivamente mia.
    Seguid como hasta ahora, si hay errores es normal nadie es perfecto, simplemente el hecho de reconocerlo os hace ser mejores.
    Siempre que alguien habla de que necesita un dentista yo invito a que os conozca pues aunque no guste mucho repetir si hay que hacerlo seguro que volveran
    Gracias por estar ahi

    • Ana Echeverria 10 marzo, 2016 at 15:48 - Reply

      Muchísimas gracias MªLuisa, nos hace mucha ilusión pensar que nuestros pacientes no solo nos recuerdan cuando algo les duele. Para un dentista ese es precisamente el gran reto porque en general no estamos bien valorados y la verdad es que eso nos da un poco de pena y hace más difícil el día a día. A veces pienso lo guay que debe ser ser masajista o peluquero porque la gente va a sus locales con ganas y se relaja. Qué envidia!

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