En general sí. Solo si el diente perdido es un segundo o un tercer molar nos podemos plantear no reemplazar esa pieza y siempre en función de determinadas cuestiones como la edad del paciente y el tipo de mordida.

Cuando no reemplazamos un diente que se ha perdido, con el tiempo, los demás dientes se moverán de manera que se pierde la estabilidad oclusal (Posición óptima de los dientes).

Además, con el tiempo, el hueso de la zona sin diente se va reabsorbiendo por lo que cuanto más tiempo pase, el proceso de colocar un implante se dificultará.